viernes, 28 de diciembre de 2012

Te quise sin reglas. Me deshice de ellas para quererte. Amé cada luz en tus ojos. Y cada oscuridad. Amé tu sonrisa por encima de muchas cosas. Más de las que quisiera. Amé tu felicidad.
 Te quise tan de verdad que me duele con pensarlo. Te amaba tanto que llegué hasta a amar los mismos dolores que me provocabas. Te amé hasta hacerme daño. Hasta sufrir. Te amé.
Te quise en lo bueno y en lo malo. En lo bueno, cuando risas y lágrimas sabían igual. Cuando mirábamos hacia un mismo camino. Cuando los latidos se armonizaban y las manos estallaban en ternura. En lo bueno, cuando eramos felices. Y en lo malo, cuando nos estrellábamos. Cuando te odiaba por no ser capaz de odiarte. Cuando significábamos un mal trago, el uno para el otro. En lo malo, cuando nos separábamos en el mundo que habíamos creado para nosotros dos.

Te amé. Te amaba. Mucho más de lo que jamás seré capaz de demostrar a nadie. 

Ahora te pido que te quedes con todo. Siempre serán tuyos mis momentos contigo. Yo llevo en mi pecho lo mejor de ti. Tus más dulces sonrisas. 
Nuestros objetivos no son los mismos. Nunca lo fueron. Ha llegado la hora de entender. De poner razones de ambos lados de la balanza. Muchas razones. 
Guardo en mí lo mejor de ti. Porque quién sabe quién serás mañana. Que ya no eres el mismo de mis recuerdos. Porque ya no te quiero. Porque ya no te amo.

Pero te amé. Te amé como nadie te amará jamás..

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